Manuela: (leyendo) -"Prefacio. Empecé a escribir cuando tenía ocho años. Entonces no sabía que me había encadenado de por vida a un noble pero implacable amo. Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo, y el látigo es sólo para autoflagelarse". Es como para que se te quiten las ganas de escribir.
Esteban: -No seas bruta. Es un prefacio maravilloso.
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